lunes, 26 de marzo de 2012



ACOSO INMOBILIARIO


El acoso inmobiliario consiste en provocar molestias a los vecinos a fin de que abandonen su vivienda habitual. El arrendatario o propietario de la vivienda había tenido intención de dejarla o de venderla.


El acoso inmobiliario (real estate mobbing) tiene sus orígenes en EE UU, en la primera mitad de la década de los sesenta. En aquel entonces se le denominaba, blockbusting (contracción de block - edificio o manzana de viviendas - y burst–reventar) y panic peddling (venta puerta a puerta por pánico).

El acoso inmobiliario puede definirse como prácticas antisociales basadas en el acoso y abuso para forzar que alguien se vaya de su casa, independientemente de que ésta sea propia o arrendada. Existen casos desde inducir la entrada de ocupas en el edificio, a la negativa del arrendador de cobrar la renta, pasando por la falta de higiene y de mantenimiento de la vivienda o del edificio.

El acoso inmobiliario es consecuencia de la especulación urbanística y del consiguiente urbanismo desaforado. Mediante el acoso inmobiliario, los especuladores adquieren viviendas o solares en zonas urbanísticamente en alza a precios irrisorios, muy por debajo del precio de mercado. Su finalidad es el enriquecimiento torticero de una minoría de desaprensivos acosadores.


Según la RAE, enriquecimiento torticero es el que, obtenido con injusticia y en daño de otro, se considera ilícito e ineficaz en derecho.




No hay comentarios:

Publicar un comentario